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sábado, 3 de noviembre de 2012

Las incineraciones ganan terreno en CLM, aunque menos en el mundo rural

(EFE).- Casi el 25 por ciento de los fallecidos en Castilla-La Mancha son incinerados, una práctica que ha ido ganando terreno en los últimos años, aunque menos en el mundo rural, donde son los jóvenes quienes se muestran más dispuestos a esta forma de servicio funerario.
      Varias funerarias han explicado a Efe, coincidiendo con este puente de Todos los Santos, los cambios que ha sufrido el culto funerario en Castilla-La Mancha, una región en la que sus habitantes siguen mostrando mucho respeto hacia la muerte y son partidarios de mantener las tradiciones.
      Tanto es así, que Delfino, propietario de una funeraria en un pequeño pueblo de Toledo, ha asegurado que, hasta el momento no ha sufrido ningún impago de clientes, aunque ha admitido que la crisis sí se ha dejado sentir en el sector, en detalles como que "la familia ya no encarga cinco coronas, solo una".
      En general, un funeral sin contar la sepultura ni la lápida, cuesta en Castilla-La Mancha unos 2.000 euros de media, tanto si es para un entierro como una incineración, y en esta cantidad total se incluyen gastos como el alquiler de la sala del tanatorio o el ataúd.
      Aunque apunta que, en el caso de las incineraciones, a la larga resultan más baratas ya que, por ejemplo, no hace falta poner una lápida a la tumba o no hay que pagar la sepultura, que normalmente alquilan los ayuntamientos.
      Según sus experiencias, los familiares de los incinerados optan por esparcir las cenizas en algún lugar significado para el difunto, aunque cada vez es más común que las lleve a sepulturas de otros seres queridos, para tener un lugar físico donde recordar al muerto.
      El gerente de Servicios Funerarios San Román, José San Román, ha explicado que lo primero que ha cambiado es el lugar en el que se fallece, pues antes era más común perecer en sus domicilios y ahora es cada vez más frecuente hacerlo en los hospitales.
      Así, mientras que los velatorios eran habituales en las casas de los difuntos cuando morían allí, el hecho de morir en el hospital supone su traslado a un tanatorio.
      Aunque para San Román, el cambio más importante en el mundo de las funerarias en el último año ha sido la subida del IVA, que ha pasado del 8 al 21 por ciento y, si bien ha señalado que no se han subido los precios de los servicios desde hace un par de años, el aumento de este impuesto sí tiene una repercusión en el coste final.
      "Desde que se abrió el tanatorio de Toledo, el precio de alquiler de una sala es el mismo, 750 euros, pero no es igual aplicarle un 8 por ciento de IVA, que lleva el precio a 810 euros, que el 21 por ciento, que sube hasta los 907 euros", calcula San Román.
      Para hacer frente a la subida de impuestos, los familiares "no bajan la calidad, pero sí hay menos prestaciones", una idea que coincide con la de Delfino, y añade que los familiares también prescinden de las esquelas en los periódicos o en la elección de los féretros, donde se decantan por "alguno un poco más inferior, aunque casi siempre dentro de la gama media".
      Y es que, según la experiencia de San Román, "la gente de Castilla-La Mancha es muy responsable en el aspecto de los muertos y quieren lo mejor para sus fallecidos".

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