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miércoles, 21 de noviembre de 2012

Cáritas sobrepasa en 40.000 euros la subvención que le concedió para este año el Ayuntamiento y Aguas de Albacete

La Verdad de Albacete
Alrededor de 250 familias albaceteñas han recibido ayudas a fondo perdido procedentes del 'euro solidario', una fórmula gestionada por el Ayuntamiento de la capital y que implica económicamente a la empresa mixta Aguas de Albacete que, por un lado, consigna una partida económica para disminuir el riesgo de exclusión social de aquellas familias que no tienen ingresos y, por otro, aplica un descuento del 75% en los recibos del agua y de basuras.
El pasado mes de junio, Ayuntamiento y Aguas de Albacete firmaban un convenio con Cáritas Diocesana por valor de 60.000 euros, procedentes del 'euro solidario', cuyo destino serían familias con escasos ingresos o sin ellos y con necesidades económicas urgentes, las cuales se debían comprometer a devolverlo, es decir, que recibirían una especie de adelanto o préstamo personal con la promesa de que Cáritas lo recuperara.

Pues bien, en todo lo que va de año, esta organización no gubernamental ya ha pagado 70.000 euros a fondo perdido, 22.000 euros en préstamos personales y otros 10.000 en préstamos a la administración para cubrir las ayudas de emergencia social. En total, 102.000 euros, 40.000 más de los que ha aportado el 'euro solidario' a Cáritas, cantidades que por cierto no se están devolviendo, porque al contrario de lo que debería suceder, la situación económica de las familias se está agravando de tal forma que ya está apareciendo la cronificación de sus problemas.
Sin ingreso de solidaridad
Si bien es cierto que las principales víctimas de la crisis han sido las familias más vulnerables y que el principal daño colateral ha sido el desempleo, la respuesta de la Administración pública para cubrir las necesidades básicas de los más necesitados tampoco está siendo la más esperada. Tanto es así que el problema económico de las familias en exclusión social se ha visto recrudecido porque la Junta ha dejado de pagar el Ingreso Mínimo de Solidaridad (IMS), una prestación de unos 420 euros, lo que ha tirado por tierra la ya mermada economía de muchos albaceteños. Así lo confirma a esta redacción el técnico de Atención Primaria de Cáritas Diocesana de Albacete, Miguel Lozano, quien explica que este IMS no se está abonando a las familias que lo han solicitado, por lo que «es Cáritas quien tiene que paliar la ausencia de esta prestación con el pequeño fondo que nos llega del 'euro solidario'».
Advierte Lozano que, aunque en un momento preciso ese dinero venga muy bien, no es más que un sostén coyuntural que soluciona la falta de dinero para los próximos dos o tres meses pero no por un periodo largo de tiempo, lo que permite a los beneficiarios «ganar tiempo» y que no se hundan psicológicamente.
Familias en exclusión social o en riesgo de padecerla, con acuciantes necesidades económicas, sin prestación social alguna -o muy baja- y con hijos o personas a su cargo son las que se están acercando hasta Cáritas para solicitar este 'euro solidario' que sale de la hucha de Aguas de Albacete, empresa mixta formada por Aquagest y Ayuntamiento. En lo que va de año, la organización no gubernamental ha realizado 500 atenciones dentro del citado convenio, con las que ha podido solventar la grave situación de 250 familias que, de momento, no pueden responder con la devolución de lo prestado, especialmente por esa inexistencia del Ingreso Mínimo de Solidaridad que, aunque se pueda solicitar, no se está concediendo a pesar de que hay muchas familias que viven de él. En este sentido, Miguel Lozano asegura que ya en 2011, muchos beneficiarios del IMS solicitaban préstamos personales a Cáritas porque la Junta tardaba en ingresar el dinero dos o tres meses, pero al final «lo pagaba». Pero este año, «le dejan a las familias que lo soliciten, pero no se están concediendo».
Para vivienda y suministros
Según el técnico de Atención Primaria, ocho de cada diez euros aportados por Cáritas dentro de la partida del 'euro solidario' se han destinado a evitar desahucios de viviendas, es decir, unos 80.000 euros. El resto se han dedicado a pagar suministros como la luz o el gas y a cubrir necesidades básicas y temas de salud. En este último año, la procedencia de los atendidos también ha mutado, siendo ya el 80% familias españolas de clase media trabajadora que han perdido los empleos y se sitúan en la delgada línea de la exclusión social.
En opinión de Lozano, la situación hoy en día es «muy compleja y grave», porque a la falta de empleo hay que sumarle el agotamiento de las prestaciones por desempleo y sociales, una situación que se está manteniendo en el tiempo y que puede llegar a cronificarse. Además, llama la atención sobre el elevado número de familias monoparentales formadas por mujeres e hijos que sin capacidad económica alguna, encuentran una red o una comunidad social bastante debilitada.

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