El teletrabajo es una realidad bien asentada en muchos países y en España, el propio Gobierno ha asegurado recientemente que una de las vías para salir de la crisis económica, pasa porque las empresas sean más flexibles en horarios y ofrezcan a sus empleados la posibilidad de teletrabajar.
Teletrabajar ahorra costes a las empresas y también supone una gran ventaja para todos esos empleados que necesitan conciliar de forma activa su vida laboral y familiar.
Sin embargo, teletrabajar no consiste únicamente en estar en casa y “cumplir”. El teletrabajador, sobre todo si nunca lo ha sido antes, debe desarrollar nuevos hábitos y competencias que redunden tanto en su beneficio personal como en el de su empresa. ¿De qué habilidades estamos hablando?La revista INC.com nos habla de cinco características.
1. Ser proactivos y compartir objetivos
Cuando se trabaja a distancia, es fácil perder la perspectiva. Los managers y los mandos intermedios de la empresa pueden seguir marcando objetivos, fechas de entrega, proyectos en los que trabajar etc. pero los que trabajan desde casa corren el riesgo de limitarse a cumplir tareas, seguir las directrices de un proyecto sin intervenir en la “conversación”.
Para INC.com es importante que los teletrabajadores no pierdan esa proactividad que les lleva a proponer ideas, crear sus propios proyectos, compartir sus objetivos personales y recomendar soluciones que pueden o no afectar a su trabajo diario.
Trabajar desde casa puede llevar a los trabajadores a ser más introvertidos, a limitarse a “cumplir”. Sin embargo, lo deseable es que esos mismos trabajadores no sólo disfruten de la comodidad de su hogar, sino que sigan siendo miembros activos de la organización.
2. Mantenerse conectados
Cuando trabajamos desde nuestra “oficina casera” resulta muy sencillo ocultar lo que hacemos o dejamos de hacer, precisamente gracias a la tecnología o a la falta de esta.
Cuando una empresa da la posibilidad a un trabajador de realizar su actividad desde casa, le está dando un voto de confianza que este último no debería defraudar.
Una der nuevos conocimientos.
5. Convertirse en indispensables
Imagina que como consecuencia de la crisis (o de otras circunstancias), la empresa para la que trabajar se ve “obligada” a despedir a parte de su plantilla. ¿Quién crees que es más fácil de despedir? ¿La persona a la que ven todos los días, con la que comparten café y charlan…o aquella otra con la que sólo se relacionan a través de Internet?
En un mundo ideal deberían prevalecer factores como la productividad, los resultados, etc. pero sabemos que en el mundo real esto no siempre es así. Así que en vez de quejarnos, deberemos hacer lo posible por ser indispensables, incluso si vivimos en la otra parte del planeta. las formas de hacerlo es mantenerse siempre accesible. Esto no quiere decir que deba trabajar más horas, sino demostrar que puede ser siempre contactado durante las horas de trabajo, avisar cuándo no va a estar disponible durante esas horas (e incluso por qué) y por último, hacer saber cómo nos pueden contactar en caso de emergencia. Sí, está claro que trabajar desde casa nos da más libertad, pero de la misma forma también tenemos que asumir una mayor responsabilidad.
Saber que siempre van a poder contar con nosotros, porque estamos conectados, refuerza ese voto de confianza del que hablábamos al principio.
3. Lo importante son los resultados
En muchas empresas (España es un buen ejemplo de ello) suele instaurarse una cultura del presentismo, que poco tiene que ver con la productividad o la eficacia en una organización.
Sin embargo cuando trabajamos desde casa, no importa el tiempo que tardemos o las horas que estemos frente al ordenador. Lo que únicamente es relevante es si cumplimos con nuestros objetivos, si somos eficientes, si ofrecemos buenos resultados. Si lo hacemos bien, al final el tiempo que pasamos en nuestra “oficina casera” pasa a ser irrelevante.
4. Ganas de aprender
En muchas ocasiones, el teletrabajador tiene como objetivo el completar tareas muy concretas, trabajar en proyectos muy definidos, en los que su margen de maniobra es realmente limitado.
Por este doble motivo (trabajar en casa y trabajar en proyectos muy concretos), suelen perder muchas de las oportunidades de formación continua y/o formación interna que ofrece la empresa, además de perder ciertas posiciones en el desarrollo de su carrera profesional.
Una vez más, les corresponde a ellos el ser proactivos, el pedir esas oportunidades de formación, el enterarse de todo lo que se cuece dentro de las instalaciones, el no perder ninguna oportunidad de adquirir nuevos conocimientos.
5. Convertirse en indispensables
Imagina que como consecuencia de la crisis (o de otras circunstancias), la empresa para la que trabajar se ve “obligada” a despedir a parte de su plantilla. ¿Quién crees que es más fácil de despedir? ¿La persona a la que ven todos los días, con la que comparten café y charlan…o aquella otra con la que sólo se relacionan a través de Internet?
En un mundo ideal deberían prevalecer factores como la productividad, los resultados, etc. pero sabemos que en el mundo real esto no siempre es así. Así que en vez de quejarnos, deberemos hacer lo posible por ser indispensables, incluso si vivimos en la otra parte del planeta.
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