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martes, 14 de febrero de 2012

El IGME y la UCLM hallan un método para prevenir inundaciones y avenidas desarrollado desde la catástrofe de Biescas


(EUROPA PRESS) -
   Investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) han participado en el desarrollo de un nuevo sistema que permitirá prevenir inundaciones y avenidas. El método ha sido desarrollado a raíz de la catástrofe que se produjo en el verano de 1996 en el cámping de las Nieves, en Biescas (Huesca).
   El sistema se basa en el método 'calado crítico', junto con los datos de las inundaciones del pasado (paeloinundaciones) y permite calcular los posibles caudales de avenidas en las que el agua arrastra arena, cantos y piedras (flujos hiperconcentrados), con el fin de hacer los cálculos de los lugares donde se produjeron cascadas en el torrente a causa de los saltos del lecho o bien a estrechamientos bruscos. De este modo, se determinando los caudales de las inundaciones de los torrentes de montaña se podrá controlar los riesgos de inundaciones en esas zonas.
   Según informa el IGME, el método se aplicó "con éxito" en la reconstrucción de la inundación del 17 de diciembre de 1997 en el arroyo Cabrera en la Sierra del Valle de la Sierra de Gredos (Navaluenga, Ávila).
   El trabajo ha sido publicado en la revista 'Water Resources Research', la segunda publicación más prestigiosa del mundo en temas de hidrología y recursos hídricos y ha sido seleccionado como 'Investigación destacada' en la 2011 por la Unión Geofísica Americana.
   Desde la tragedia de Biescas, cuando el 7 de agosto de 1996 una riada destruyó el camping de Las Nieves, situado sobre el "cono de deyección" del torrente Arás, justo antes de su desembocadura en el río Gállego, y en la que murieron 87 personas y 183 resultaron heridas, los científicos del IGME han estado investigando "cómo ayudar" a los planificadores para evitar estos desastres.
   De acuerdo a la investigación, es "fundamental" en qué zonas de un territorio se pueden producir eventos catastróficos, la frecuencia de ocurrencia (periodo de retorno) y magnitud (profundidad de agua, velocidad y energía).
   Así, los científicos detectaron que en las cuencas montañosas no se suele disponer de pluviómetros ni estaciones de aforo (hidrológico) con series de datos lo suficientemente largas como para poder calcular de manera fiable cada cuánto tiempo sucederá un "evento extraordinario".
   Por eso, destaca que en tales circunstancias es "fundamental" poder construir los eventos que hayan ocurrido en el pasado, con el objetivo de saber cómo serán en el futuro y, así, poder prevenir los daños asociados.
   Tradicionalmente, la reconstrucción de avenidas se hacía a partir de documentación histórica, normalmente incompleta o con criterios morfológicos de las formas del relieve y depósitos que provocaron estas avenidas. A partir de ahí, y su disposición, con métodos hidráulicos se intentaba calcular los caudales que llevaron esas paleoavenidas.
   El problema, según los investigadores es que los modelos hidráulicos utilizados hasta ahora eran "bastante rudimentarios" y por eso, los resultados de los caudales tenían "incertidumbres e imprecisiones".
   Sin embargo, la innovación del nuevo método consiste en mejorar la estimación de los caudales gracias a cálculos matemáticos repetitivos, hasta que se localiza el punto exacto donde se produjo dicho calado crítico. Esto permite tener resultados exactos del caudal de dicha avenida, su profundidad, velocidad, entre otros, y facilita considerar en el cálculo la presencia de bloques, cantos y arenas que el agua suele arrastrar en los eventos torrenciales, que muchas veces son los que producen los daños materiales y las pérdidas de vidas humanas.
   Además de investigadores del IGME han participado miembros de la Universidad de Castilla-La Mancha y de la Universidad Politécnica de Valencia, así como un miembro de Ferrovial-Agroman.

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