El Pueblo de Albacete
Columnista M.Nieto
Pellízquense si los ven con sus propios ojos pero a partir de enero será posible ver en las colas del paro a algún diputado regional. No es broma lo que les cuento, es la aplicación de lo que el gobierno de Castilla-La Mancha ha querido para los políticos que representan, o no, a los ciudadanos de la región. ¿Es buena o es mala la noticia? Vaya usted a saber. Lo cierto es que la política como profesión está a puntito de ser finiquitada en esta comunidad y pasará a formar parte del hobby que tenga cada cual. Es decir, un pastor que vaya en las listas de un partido, podrá dedicarse a gestionar la vida de los demás en sus horas libres, como tarea complementaria al cuidado del rebaño. Las ovejas, las cabras, estarán en primer lugar porque serán su sustento; la política, los mítines, las ruedas de prensa, ocuparán el tiempo que sobre. ¿Qué les parece? Otro ejemplo, pongamos por caso que un panadero de un pueblo de la provincia va en la lista del Partido Socialista al parlamento regional; pongamos que le asignan una función, la que sea, y que tiene que asistir a Toledo tres días a la semana. Pues ya sabe, ya puede ir adelantando tarea y cociendo con tiempo. Y hay más, un médico de familia que tenga vena política y quiera ejercer su hobby bajo la identidad del Partido Popular, que no lo dude, los sábados y domingos también son días para pasar consulta, que eso de que “al séptimo descansó” es un planteamiento de cuando la vida no estaba sometida al trajín y al estrés. Los tiempos han cambiado una barbaridad porque así lo hemos querido, siempre empeñados en regatear al sentido común para trabarnos con nuestra propia traba. Dicho de otra manera, esto de la política se está poniendo muy jodido para los que la ejerzan. Por una parte están devaluados como nunca gracias a su persistencia en no hacer las cosas como le gusta a la ciudadanía. Y por otro, porque hasta que no se cambie la Ley Electoral y el personal se crea a sus protagonistas, mucho me temo que la ocupación de político no resurgirá.
Pero vamos a lo que nos ocupa: nuestros representantes, desde enero, tendrán que simultanear sus tareas profesionales, quienes las tengan, con su trabajo en la cámara donde reside la soberanía del pueblo. Ya de antemano les digo que dios nos pille confesados, porque o buscan una salida a la situación o la mitad de ellos se las van a ver muy pero que muy putas para compaginar. Los que sean funcionarios, que los hay, lo tendrán un poco mejor. Los que trabajen en lo privado, que también los hay, deberán convenir con sus jefes la jornada y el modo de devolver las horas dedicadas a la política. Y a los que no tengan nada, que unos cuantos conozco, ¿quién les paga la seguridad social? Porque una cosa es estar en nómina y otra cobrar dietas. No me digan que habrá distingos porque entonces estaremos prostituyendo el mensaje. Tal vez a los ciudadanos les caiga bien la medida de que los parlamentarios no cobren, tal vez, pero lo que no se le puede decir al mismo tiempo es que les van a dar unos emolumentos por asistencia que vengan a ser de igual cuantía de lo que percibían en nómina. Eso no cuela y menos colará si se les ocurre decir que unos cuantos, pongo por caso los que componen la mesa de las Cortes, los que llevan el día a día, estarán exentos de cumplir la norma. Entonces estamos en la risión y en el descrédito otra vez. Lo dicho, la medida es valiente y polémica a la vez. Valiente por lo que tiene de quitarle privilegios al político, aunque yo opine de otra manera y crea que en España los políticos están muy mal pagados y de ahí que tengan que complementar con sus profesiones privadas. Y polémica, porque sea el que sea el acuerdo que tomen para que los diputados se vean remunerados por asistencia a los plenos, los ciudadanos entenderán que se ha desvestido un santo para vestir a otro.
Y para terminar, les cuento lo que en mesa de camilla me decía una de las personas afectadas por la medida: “Cuerpo a tierra que vienen los nuestros”. Deduzcan.
Lo dicho, el que quiera estar en política que sepa que no puede decirle al cliente que ha ido a por pan: “espera un momento que voy a Toledo a aprobar unas leyes”. La política como la tierra, para quien la trabaja. Tal vez así lleguemos a algún lado. Porque estar a setas y a rolex no es lo más aconsejable. Mientras tanto, lo nunca visto: diputados en el paro.
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