Aunque soñar es gratis, no hubo milagro ayer en San Mamés. Tres victorias consecutivas en Liga y un resultado abierto en la ida (0-0) daban ánimos al Albacete, que demostró mucha casta y ambición en un San Mamés con una gran entrada y que les despidió con una gran ovación. Aunque los manchegos lo intentaron ante el Bilbao, lo cierto es que no pudieron con un rival que vuelve a su torneo con enorme fuerza y que tuvo siempre las mejores ocasiones. La tribuna de Albacete
Antonio Gómez, en la grada por sanción, y Aranalde en el banquillo colocaron a sus hombres con David Rocha y Candela por la delante de la zaga y con el veterano Calle como solitario punta en un 4-2-3-1
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