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miércoles, 1 de febrero de 2012

Asombrosa oleada de peticiones de empleo en el punto más caliente de la región

La promesa de empleo y de riqueza ha desatado la fiebre nuclear en Villar de Cañas (Cuenca) y sus alrededores tras ser designada esta localidad para la instalación del Almacén Temporal Centralizado (ATC). Son cientos de personas las que diariamente visitan la localidad intentando conseguir un trabajo o viendo cómo hacer negocio ante las perspectivas de inversión que se presentan. 

En el salón de plenos del auntamiento han tenido que improvisar un despacho para que un técnico de la Cámara de Comercio de Cuenca reciba a los que llegan de todas partes de España a entregar su currículo. A nadie le importa si el almacén de residuos es peligroso o no. Lo que quieren es trabajar y en un solo día han llegado a presentarse casi doscientas personas en el ayuntamiento. En la dirección de correo electrónico que el Consistorio ha habilitado para este mismo fin (villar@camaracuenca.es) han llegado a recibir hasta 1.200 curriculos en un mismo día. El ayuntamiento tiene ya más de 3.000 peticiones de empleo.

También en la Diputación provincial reciben diariamente peticiones de información y tanto al presidente como a los diputados les piden que les echen una mano para ser colocados en las futuras obras del ATC. El presidente de la Diputación, Benjamín Prieto, es uno de los más firmes defensores del almacén de residuos. Y es lógico. Conoce la situación de Villar de Cañas y de toda la comarca –él es alcalde de un pueblo próximo, Fuentelespino- y sabe que sin el ATC no hay futuro para casi ninguna de estas localidades. Por el contrario, los 700 millones de inversión que hay previstos significan un chute de esperanza para los habitantes de toda la zona. Mientras grupos ecologistas y partidos de izquierda que tratan de pescar en río revuelto llaman a la movilización y lanzan proclamas apocalípticas, la gente de Villar y de sus alrededores, y otra mucha de la provincia y de diversas partes de España, han puesto sus miras en este apartado rincón conquense porque es de los pocos sitios del país que en estos momentos de durísima crisis puede brindar empleo. 

Tal como contaba un periódico económico nacional estos días, albañiles y transportistas, ahora en paro, se desplazan hasta allí desde la provincia de Cuenca, el resto de Castilla-La-Mancha, Madrid, la Comunidad Valenciana o Andalucía. Pero los interesados deben tener en cuenta que el Ayuntamiento no va a realizar ningún tipo de selección ni de contrato relacionado con el ATC. Será Enresa, la empresa pública de residuos radiactivos, la encargada de construir y gestionar el ATC y de ella dependerán los puestos de trabajo. Se calcula que la construcción del almacén temporal y su centro tecnológico asociado generarán entre 300 y 500 empleos en los próximos cinco años. Fuentes institucionales calculan que los empleos directos e indirectos superarán los 1.000. Una vez terminado el ATC, Enresa calcula que la plantilla rondará los 150 asalariados.

Con los currículos que han llegado ya al ayuntamiento se creará una base de datos que estará a disposición de Enresa y de cualquier empresa que se instale en la zona y necesite contratar personal. Al igual que hizo no hace mucho el alcalde de Toledo,Emiliano García-Page, con el Parque Comercial Abadía, recogiendo currículos de vecinos de la capital y presionando para que los primeros contratados fueran ellos, el alcalde de Villar de Cañas y otras autoridades provinciales van a intentar que la mayor parte de los contratos se les haga a gente de la zona. 

En estos momentos hay muchas personas interesadas en que el proyecto de ATC salga adelante en este pequeño pueblo de Cuenca. Hasta un periódico del Grupo Prisa como es Cinco Días respaldaba el lunes la instalación del ATC en un editorial determinante que concluía con las siguientes palabras: "Los que dudaban de la necesidad de la instalación, sencillamente no habían hecho cuentas de los millones de euros que España paga a Francia por depositar residuos en almacenes galos al carecer de uno. El adjudicatario, el pequeño pueblo conquense de Villar de Cañas, vive hoy una fiebre nuclear por la riqueza que va a suponer el ATC para la comarca. Es deseable que esa pasión no desemboque en una burbuja más y que el almacén lleve a la zona algo más que barras de bar o inflación; por ejemplo, un centro de investigación sobre energía atómica". Lo suscribimos.   

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