DIARIO PUBLICO
Difícil negarlo. En los pasillos de la sede de la Presidencia de Castilla-La Mancha, en la plaza del Cardenal Silíceo de Toledo, se mastica la pesadumbre tras una histórica derrota frente al PP "por un escaño y 50.000 votos". Una angustiosa sensación de fin de ciclo, tras 28 años de mayorías absolutas del PSOE, que marca los rostros de los colaboradores del ya presidente regional en funciones y del, en apenas unos días, expresidente. José María Barreda (Ciudad Real, 1953) capea su temporal con la sonrisa puesta y el gesto distendido. En mangas de camisa, sin corbata. Pero estos días, tras tantas entrevistas a las que ha debido responder por los malos números de su comunidad y la guerra sin cuartel prodigada por su sucesora en el Gobierno, María Dolores de Cospedal, se le entrevé el cansancio.
¿Cómo está viviendo estos días?
Estoy perplejo, no doy crédito a un situación kafkiana, insólita, innecesaria e injustificada. Esas mentiras y exageraciones de ahora son los recortes de mañana. Un planteamiento pueril. Una desmesura que ha tenido repercusiones nacionales e internacionales, que no son broma. En 72 horas [del viernes 4 al lunes 6 de junio], pasamos de una valoración positiva de la agencia Fitch a que otra agencia, Moody's, alarmada por las declaraciones de dirigentes del PP el fin de semana, nos pida información adicional. Cospedal tira piedras contra su propio tejado, porque esta casa la va a gobernar ella.
¿Por qué esperó tanto a hablar?
La responsabilidad la tienen los despropósitos del PP, haciendo acusaciones de una gravedad extrema, como que hemos roto facturas o documentos oficiales, y es absolutamente inexacto. Lo que genera zozobra es decir que hay una quiebra total y que no vamos a pagar las nóminas, cuando reconocen que no tienen papeles.
¿Llevarán al PP a los tribunales?
Llegado un punto... No soy partidario de la judicialización de la política, pero hay líneas rojas que no se pueden permitir. Quienes tenemos responsabilidades tenemos el deber del autocontrol, y no quiero contribuir a la escalada de violencia verbal.
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